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  • jerezalsenado

El olvido está lleno de memoria

Me atrevo a tomar prestado el título de una de las obras del gran poeta Mario Benedetti porque creo que evoca perfectamente lo acontecido recientemente en Cacarica. El 7º Festival de las Memorias Somos Génesis fue el “encuentro de las diferencias y de los contrarios”, conscientes de que “nadie sabe ni puede/aunque quiera/olvidar” y dispuestos/as a “tirar rencores por la borda” para “sumarse a una paz transformadora”. En medio del conflicto y de las violaciones a los derechos humanos, en lo más profundo del Urabá chocoano, convivieron representantes de comunidades negras, indígenas y campesinas de 15 departamentos con ex integrantes de los grupos armados, responsables -en algunos casos, directamente- de las atrocidades que han sufrido a lo largo de su historia.


Cara a cara, sin tapujos, compartieron las crudas historias padecidas “desde diversas orillas” y encontraron sendas por las que transitar hacia la construcción de una Paz Global desde los Territorios que sea sinónimo de inclusión y justicia socio ambiental. Hicieron un ejercicio de análisis de la violencia y sus causas, proyectándolo hacia el presente y el futuro “de nuestra patria” como “la mejor manera de honrar el pasado de tantos dolores y victimizaciones”. Fueron capaces de convertir la indignación y el reproche en un “saber de transformaciones” fundamental para la paz firme. Una integrante de mi equipo y yo tuvimos la oportunidad de compartir mesa con un ex paramilitar y su hijo. Escuchamos su historia, le preguntamos, nos explicó y la sinrazón de la violencia que reconoció fue el arranque para comprender que hoy es posible la convivencia en Colombia entre algunos de los antaño irreconciliables.


Al encuentro fuimos invitados numerosos precandidatos/as al Congreso y a la Presidencia a escuchar las propuestas de las comunidades y dar respuestas. Finalmente, sólo acudimos las candidatas por circunscripciones de paz, Yajaira Salazar y Luz Mary Panche, y los candidatos al Senado, Alexander Chala y yo. La anunciada visita de Gustavo Petro se frustró porque la empresa área decidió “por razones de su seguridad, no transportarme”, según trinó él mismo. Ojalá Petro y otros dirigentes ignoren a quienes puedan desaconsejarles acudir a eventos como este por “falta de interés político”.


Mis aprendizajes de estos días van a ser fundamentales en mi labor como senador y los compromisos adquiridos serán prioritarios en mi agenda legislativa. Coincido plenamente con quienes estuvieron presentes en el 7º Festival de las Memorias en que la democracia profunda y la paz global que queremos alcanzar sólo será posible con la inclusión de “todas las voces”, que reclaman “resolver todas las violencias armadas en simultaneidad con cambios básicos y sustanciales en lo social y lo ambiental”. Hay que trabajar por el cumplimiento del Acuerdo de Paz y la puesta en práctica de acuerdos humanitarios y diálogos regionales, que tengan en cuenta las características territoriales de los grupos armados ilegales para poder avanzar en la pacificación no solo de la región sino del país. Al mismo tiempo, pero en mesas separadas, hay que conversar con el ELN y las distintas disidencias de las FARC, y se debe propiciar una política de acogimiento y sometimiento judicial de las AGC. Con respecto a la Fuerza Pública, hay que proceder a una depuración para sacar a sus miembros corruptos y criminales y someterla al estricto cumplimiento de su función constitucional.


Y vinculada con las propuestas sobre los actores armados ilegales, hay que ampliar la justicia transicional para que alcance no sólo a éstos sino también a otros grupos humanos, como las personas encarceladas por motivos políticos, los parapolíticos y quienes cometieron delitos por razones socioeconómicas.


También le apuesto a que el derecho a la consulta previa se extienda al campesinado en su totalidad y a la creación de territorios interculturales donde convivan afrodescendientes, indígenas y campesinos.


Asumo la reclamación de las comunidades a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) para que escuche las voces que desde las cárceles colombianas quieren contar su verdad y su petición de constituir una nueva Comisión de la Verdad Territorial, que respete el trabajo de la CEV y amplíe su conocimiento sobre otras realidades y sujetos no incluidos hasta ahora.


La verdad es la única garantía de no repetición.


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